El sector fundacional español responde a las demandas de los ciudadanos y contribuye activamente al desarrollo socioeconómico del país mediante sus proyectos y actividades, el empleo directo e indirecto que genera y el gasto que cada año destina a finalidades de interés general. Su papel no solo es económico sino que articula la sociedad civil tratando de reunir los recursos ( de origen privado, público o propio de las Fundaciones) con profesionales y beneficiarios en todos los ámbitos en los que están presentes: social, educativo, medioambiental, de investigación o cultural… En muchas ocasiones se anticipan a las necesidades sociales puesto que asimilan los cambios socioeconómicos con facilidad por articular la totalidad de la sociedad en todas sus dimensiones.
En términos estadísticos más del 60% de las Fundaciones cuenta con ingresos que provienen de donaciones y legados privados, alrededor de un 58% recibe subvenciones públicas y la mitad de estas entidades tiene ingresos provenientes de sus servicios a particulares y entidades privadas. En España existen más de 9.000 Fundaciones (con algún tipo de actividad, no solo registradas y de las cuales más de la mitad genera empleo) con un gasto cercano a los 8.000 millones de euros, unas 2.000 localizadas en Madrid y algo más de 1.900 en Cataluña y solo el 25% tiene una antigüedad superior a los 25 años, por lo que podemos hablar de la importancia y necesidad crecientes del Tercer Sector en los últimos 20 años.
Las actividades que desarrollan las fundaciones españolas (datos del año 2011) se distribuyen de la siguiente forma: un 52% principalmente educación-investigación, un 46,5% a la cultura y el recreo , a servicios sociales un 35,3%. A la actividad de desarrollo y vivienda un 27,7%, a la actividad sanitaria un 21% y otras áreas menos específicas un 20%. El 96% de las fundaciones tiene como principales beneficiarios a colectivos genéricos de personas físicas.
Nos interesa aquí saber que alrededor de 1.820 fundaciones españolas desarrollan actualmente su actividad en el campo de la ciencia y la investigación y de ellas, un 10% son fundaciones del sector público. En cuanto al ámbito territorial de actuación un 24,0% es de ámbito autonómico, un 22,40% estatal, el 10,6% internacional, el 8,7% local, el 1,4% provincial y el 0,7% comarcal.
Todos estos datos ponen de relieve la importancia de la actividad fundacional en el campo científico e investigador. Por eso resulta imprescindible el apoyo a la actividad del Tercer Sector para así responder de forma eficiente a las demandas de la sociedad.
El apoyo a la labor fundacional en este ámbito tiene que estar sustentado por iniciativas privadas y públicas éstas últimas deben comprender tanto subvenciones directas a este tipo de entidades como beneficios fiscales a personas físicas o jurídicas que mediante convenios de colaboración, mecenazgo, donaciones…trabajen con ellas. Por eso, y ante la creciente actividad fundacional en materia investigadora e innovadora la Ley de mecenazgo se queda pequeña puesto que no atiende a todos las actividades que tienen por objeto las Fundaciones y no incentivar suficientemente las ayudas.
Es necesaria una revisión de los incentivos fiscales para estimular la participación de los ciudadanos y empresas, ampliando el porcentaje de deducción en la cuota del IRPF en donaciones particulares, elevando los porcentajes de deducción en la cuota del IRPF, del Impuesto sobre Sociedades y del Impuesto sobre la Renta de no Residentes y regulando con claridad las donaciones en especie.
A pesar de la necesidad de revisar la ley que regula las ayudas al Tercer Sector se puede afirmar que las empresas y ciudadanos reciben de uno u otro modo el retorno de su contribución de manera directa como beneficiarios de la labor de investigación e innovación como de manera indirecta en su valoración no financiera y a través de las ventajas fiscales existentes.
Si tu empresa está buscando entidades para establecer una colaboración podemos ayudarte desde aquí.