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Cuando hablamos de RSC asociamos el concepto a multinacionales y grandes corporaciones que llevan a cabo extraordinarias acciones socialmente responsables con una repercusión mediática muy amplia.

Las pequeñas y medianas empresas son las más numerosas en Europa. Sin embargo parece que la implantación de estrategias responsables para este tipo de organizaciones resulta complejo por su estructura y recursos. Son precisamente estas cualidades las que facilitan la implantación de ciertas políticas socialmente responsables por la relación con sus empleados, la vinculación con la comunidad local y la cercanía de sus proveedores y clientes.

La organización de pequeñas y medianas empresas convierte las estrategias socialmente responsables en acciones más intuitivas e informales.

Por eso es primordial abordar las estrategias en RSC desde la organización diseñando modelos a largo plazo, mediante la elaboración de planes anuales que contemplen:

  • Presupuesto disponible
  • Recursos destinados
  • Valores y principios que la compañía quiere promover
  • Segmento social en el que va a actuar

Las estrategias en RSC definidas por las organizaciones deben adaptarse a sus recursos, al ámbito de impacto de sus actividades y a la búsqueda de áreas de oportunidad.

Numerosos estudios sobre estrategias en RSC concluyen que la aplicación de políticas en este campo contribuyen al crecimiento de los beneficios para las organizaciones desde distintos aspectos de su negocio: atrae y retiene a los trabajadores, mejora la reputación de la compañía en el mercado, añade valor a la empresa para sus clientes y genera fiabilidad mediante los valores que transmite.

Estos beneficios se traducen en un crecimiento de las empresas no sólo impulsado por la diferenciación en su sector sino también por la imagen de confianza y estabilidad que proyecta en la sociedad y entre sus trabajadores.

El crecimiento es difícil de cuantificar a corto plazo, sin embargo, la tendencia general es aunar los objetivos empresariales (financieros) a los objetivos socialmente responsables (no financieros), que serán fácilmente cuantificables a largo plazo.

Economista y abogado, interesado en los aspectos económicos, sociales y organizativos de las entidades sin ánimo de lucro. Convencido de que es imprescindible que exista un Tercer Sector profesionalizado, que satisfaga de manera eficiente necesidades humanas que, por su propia naturaleza, ni la Administración ni el sector privado quieren o pueden cubrir.

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