En un momento histórico en el que el deporte, en casi todas sus variantes, acumula más adeptos que nunca, el patrocinio de equipos y deportistas se alza como un filón para las marcas.

No en vano, la identificación de los individuos con el equipo “de sus amores” o con el/la deportista de referencia en su deporte de cabecera, propicia la aparición de un vínculo emocional que, en muchas ocasiones, constituye una puerta abierta a la oportunidad de venta.

Pero ¿qué beneficios reales tienen, para una marca, estos patrocinios deportivos? Desgranamos los cinco más relevantes.

Aumento de la visibilidad a corto plazo

Vincular una marca con un acontecimiento deportivo, sobre todo, si se trata de un acontecimiento de masas como pueden ser la Liga de Fútbol Profesional o el Mundial de MotoGP, supone un impulso rápido y muy potente a la visibilidad de la misma.

Evidentemente, no todas las empresas pueden patrocinar eventos deportivos de ese nivel y la mayoría de las marcas que deciden apostar por este tipo de esponsorización lo hacen con asociaciones deportivas de ámbito local. Hablamos sobre los nuevos horizontes del patrocinio deportivo en este artículo.

Hoy en día y gracias, sobre todo, al boom de las redes sociales, esta misma fórmula funciona igual de bien aplicada sobre acontecimientos y deportistas que se enmarcan en variantes deportivas, hasta ahora, consideradas secundarias o de ámbito muy local pero que, sin embargo, arrojan una tasa de engagement mucho más alta entre sus seguidores.

Mayor impacto sobre el consumidor final

Uno de los pilares básicos para conseguir que una marca penetre y permanezca en la mente del consumidor final es el número de impactos al que este es sometido.

En la publicidad tradicional, el aumento masivo del número de impactos puede resultar, a veces, contraproducente, sin embargo, a través de los patrocinios deportivos, conseguimos que esos impactos se produzcan de una forma más velada y mucho menos agresiva.

Humanización de la marca

En un mundo cada vez más conectado y, a la vez, despersonalizado, conviene encontrar la manera de generar un vínculo emocional con el comprador final que será lo que, realmente, nos otorgue ventaja sobre otros competidores.

La mejor manera de llegar a ese escenario es buscando la humanización de la marca, consiguiendo que nuestro público objetivo identifique nuestro producto o servicio con personas reales que, en este caso, son también claros referentes en la mente del consumidor.

Las redes sociales y, en concreto, los deportistas de alto rendimiento que tienen presencia en estas plataformas, funcionan como recomendadores y son el vehículo perfecto para establecer este tipo de vínculos con el consumidor.

Asociación de la marca con referentes positivos

El deporte es salud, bienestar físico y mental, y espíritu de superación. 

Cualquier marca que establezca un patrocinio deportivo con un evento o deportista, debe tener claro que esta comenzará a asociarse con estos y otros valores positivos.

Sin embargo, es importante señalar que cualquier patrocinio exitoso debe sustentarse sobre una base en la que, de inicio, marca y patrocinado compartan valores y un público objetivo similar. Asimismo, para que esta asociación se produzca de manera natural, es importante que el patrocinio se extienda en el tiempo y no se reduzca a una colaboración puntual.

Mayor retorno de la inversión

Aunque, en ocasiones, la inversión en un patrocinio deportivo puede alcanzar cifras astronómicas, el ROI (retorno de la inversión) suele ser mucho más alto que aquel que se genera a través de la publicidad convencional.

Esto es así porque un patrocinio deportivo ya lleva implícita una segmentación del público objetivo muy diferenciada, al contrario de lo que ocurre en los canales de publicidad convencional.

Para ello y como ya hemos comentado anteriormente, es imprescindible que los valores y el público objetivo de marca y patrocinado, se encuentren alineados.

Esta mayor rentabilidad publicitaria se hace más evidente en patrocinios de clubs o asociaciones deportivas de ámbito local, donde los impactos de la marca están más localizados, precisamente donde el patrocinador desarrolla su actividad comercial.

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